domingo, 17 de octubre de 2010

Costa Rica

   Muchos ya sabéis que he estado pasando unos días en Costa Rica con María Angélica. Todo surgió de un modo bastante repentino pero como dice Mari “esos viajes son los mejores”.

   Lo primero que me llamó la atención es que prácticamente todo el país es rural ¡y yo vengo de Ecuador! La capital San José, son unas calles tranquilas, con casitas y edificios bajos donde la gente camina relajada a través del caótico tráfico regido por los semáforos flotantes.

   A la mañana siguiente nos pusimos en camino hacia la costa pacífica. Kilómetros y kilómetros de verde interrumpido por un algún pequeño pueblo y alguna granja. Niños uniformados de azul con sus mochilas caminando por las cunetas, vacas con unos cuernos minúsculos rumiando, cocodrilos tomando el sol y algún que otro camión después... llegamos a Jacó. Es el pueblo más turístico de la zona, tiendas de souvenirs, bares, restaurantes, una playa bonita y muchos hoteles y apartamentos en construcción.

   Por la tarde aparecimos en la playa de Esterillos, inmensa, desierta, verde y negra, vaya, ¡el paraíso!. Anocheceres rosas, piñas coladas en la playa, paseos. Una de las cosas más sorprendentes de esta playa es la fuerza que tiene el mar. Las olas te llegan por la rodilla y aún así te arrastran. Todo el mundo se mantiene prudentemente en la orilla salvo un chaval que hace surf.

   Siguiente día: Manuel Antonio, donde los mapaches persiguen iguanas y te roban el bolso. Monos, cangrejos ermitaños, palmeras tumbadas en la playa, copos helados, calor mucho calor, olas, más monos, iguana, arena blanca y suave, otra iguana.

¡Pura vida!


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